sábado, 24 de abril de 2010

TRABAJOS PRÁCTICOS 1 Y 2


PRÁCTICA 1: Diseño de 9 rutas desde distintos puntos del país que tendrá como objetivo informar al turista sobre su visita a la red de espacios naturales del Partido de la Costa. Los alumnos deberán considerar los recursos territoriales turísticos y confeccionar mapas que expliquen las rutas diseñadas.

PRÁCTICA 2: Diseño y preparación de un hipotético viaje de fin de curso al lugar seleccionado por el alumno. El trabajo deberá ser expuesto en clase

miércoles, 21 de abril de 2010

TURISTA, VIAJERO, VISITANTE, EXCURSIONISTA.


CONCEPTOS BASICOS:

Turismo
Comprende las "actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual, por un período de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, por negocios y otros motivos".

Entorno habitual
El objetivo de este concepto es el de evitar que se consideren como "visitantes" a las personas que hacen desplazamientos cotidianos o semanales entre su domicilio y el centro de trabajo o de estudio, u otros lugares frecuentados asiduamente.
Esta definición se basa en los criterios que exigen:

a) Una distancia mínima recorrida para considerar a una persona como visitante,
b) Una duración mínima de ausencia del lugar de residencia habitual
c) Un cambio de localidad o de unidad territorial administrativa mínima

Viajero
Se define como una persona que viaja entre dos o más lugares.
Todos los tipos de viajeros relacionados con el turismo se denominan visitantes

Visitante Internacional
Es el concepto básico para el conjunto del sistema de estadísticas de turismo.
A efectos estadísticos, la expresión "visitante internacional" designa a toda persona que viaja, por un período no superior a doce meses, a un país distinto de aquel en el que tiene su residencia habitual, pero fuera de su entorno habitual, y cuyo motivo principal de la visita no es el de ejercer una actividad que se remunere en el país visitado".
Los tres criterios fundamentales que parecen suficientes para distinguir a los visitantes de otros viajeros son los siguientes:

Turista (Visitantes que pernoctan)
"Es un visitante que permanece una noche por lo menos en un medio de alojamiento colectivo o privado en el país visitado".

Visitantes del día o excursionista
"Es un visitante que no pernocta en un medio de alojamiento colectivo o privado del país visitado". Esta definición incluye a los pasajeros en crucero, que son las personas que llegan a un país a bordo de un buque de crucero y que vuelven cada noche a bordo de su buque para pernoctar, aunque éste permanezca en el puerto durante varios días. Están comprendidos en este grupo, por extensión, los propietarios y pasajeros de yates y los pasajeros que participan en un programa de grupo y están alojados en tren.

sábado, 17 de abril de 2010

EL VIEJO BOULEVARD ATLÁNTICO...


El hotel Boulevard Atlántico . MAR DEL SUD.


Anticipando en décadas al surrealismo, la imponente mole del hotel Boulevard Atlántico se irguió, enigmática y solitaria, en medio de la nada, entre los médanos y pastizales de Mar del Sud.

El edificio, al que sin duda Borges hubiera calificado de insensato, fue terminado de construir en 1890, luego de que un grupo de ingenieros alemanes y financistas argentinos, agrupados en el Banco Constructor de La Plata SA, decidió fundar el Balneario Mar del Sud, en el partido de General Alvarado. A causa de la debacle financiera que sucedió al crac del 90, el banco quebró dejando como herencia el flamante hotel, edificado en medio de un pueblo existente sólo en los papeles e imaginado como alternativa a la ya pujante Mar del Plata.

Los albañiles, herreros y carpinteros desaparecieron, las obras quedaron paralizadas, el ferrocarril tan anhelado nunca llegó, y el hotel, sin pasajeros, sin turistas, sin personal y sin muebles, quedó como un ignorado monumento a la soledad durante muchos años.

Su debut posterior no fue, ciertamente, promisorio, ya que a sus primeros ocupantes se los podría calificar como involuntarios: entraron por primera y última vez alzados por sus deudos. En otras palabras, estaban muertos...

La cosa, según se cuenta, fue así: en 1891, por razones no del todo claras, un grupo de inmigrantes judíos, inicialmente destinados a poblar las colonias santafecinas surgidas por iniciativa del barón Hirsch, fue trasladado transitoriamente a Mar del Sud. El obrador del hotel había sido más o menos acomodado para el alojamiento del desconcertado grupo, que se instaló como pudo en la precaria construcción. Pero la suerte insistía en ser esquiva.

Un furibundo tornado azotó esa misma noche la zona, devastando las frágiles instalaciones y causando la muerte de algunos de los recién llegados. La tormenta duró una semana, y hasta tanto tomó conocimiento la autoridad competente, los cadáveres fueron depositados en el sótano que aún existe bajo el comedor del hotel. Las víctimas fueron luego enterradas en las barrancas del arroyo La Tigra, distante unos 200 metros. Los sobrevivientes fueron finalmente trasladados a su destino inicial, quedando sólo las mentas del malhadado episodio.

El hotel fue posteriormente rematado, y sus adquirentes decidieron habilitarlo como tal en 1904. Dícese que el público inicial se componía, principalmente, de empleados jerárquicos del ferrocarril y de familias que poseían campos en la zona. El acceso era difícil -hoy casi podríamos verlo como turismo aventura-, el clima salvaje, y afuera del hotel (y adentro también, suponemos), las posibilidades de diversión eran modestas: algunos juegos de salón, cancha de bochas, cabalgatas, cacerías de perdices, caminatas por los médanos y, desde luego, aire, sol y mar.

Para los intrépidos que se internaban en las procelosas ondas oceánicas, el establecimiento había dispuesto la construcción de casillas de madera en la playa, para calzarse los trajes de baño de lana y volver a vestirse como corresponde para pasar al comedor. ¿El menú? Fiambre, sopa, plato principal, segundo plato, postre y café.

Por la noche, la vestimenta era más formal aún. No podía compararse el ambiente, desde luego, con el incesante y competitivo desfile de modas marplatense, pero sí mantenía un buen tono que nadie osaba alterar.

Y así, durante muchos años, el hotel Boulevard Atlántico (o Atlantic, como algunos pretenden) se constituyó en algo así como una clave para iniciados, un secreto del que no podía participar cualquiera.

Mar del Sud, finalmente, nació a su vera. De a poco fue creciendo, hubo almacenes y bares poblados al principio por una clientela mitad paisana y mitad veraniega. Llegó la luz eléctrica, la iglesia, se hizo el bulevar legendario, y brotaron hosterías, hoteles, restaurantes y locutorios.

Pero el hotel conservó siempre su núcleo de fieles, especialmente grupos familiares numerosos y alegres que seguían llegando a través de los años con conmovedora fidelidad.

En épocas más recientes los recién llegados podían dividirse en dos grandes sectores. Estaban aquellos que trasponían la entrada, y luego de somera inspección se marchaban para siempre, y estaban también quienes sucumbían al encanto decadente de los altísimos y descascarados cielos rasos, no se arredraban ante imprevisibles e inoportunos cortes de luz, y consideraban un aliciente no cuantificable pecuniariamente el dormir en las blancas camas de hierro tipo hospital que amoblaban las vetustas habitaciones. Y más... ¿Cómo no mencionar los patios circundados de galerías de baranda enrejada, donde aún están las espléndidas palmeras de 115 años, que ya sobrepasan los techos? Y a Albertina, la elegante señora que vivió sus últimos años en el hotel, y allí murió, de la que perduran en el salón los ecos de los valses y mazurkas que lograba arrancar al claudicante piano.

Parecería verse aún su blanca silueta esfumada al amparo de su infaltable sombrilla. En las tardes, Albertina solía instalarse en un pequeño pabellón del mismo hotel, y allí ejercía una módica y complaciente clarividencia, confeccionando previsibles y alentadores horóscopos para las niñas ansiosas por conocer el destino de sus romances playeros.

La mole neoclásica se mantiene en pie, su melancólico perfil persiste. Pero, ay, no funciona ya como hotel. Los siempre crecientes costos de refacción y mantenimiento no pueden ser cubiertos por las entradas veraniegas. El incendio de la cocina, en 1993, fue el golpe de gracia que determinó su cierre.

Pero, afortunadamente, hay quien lucha contra el destino que parece ensañarse con los desvencijados muros. Su actual propietario, Eduardo Gamba, toda una institución marsudense, imagina con empeño posibles atajos que salven al Boulevard Atlántico de un destino que parece inexorable. Consiguió, hace ya algunos años, que la mole fuera declarada lugar de interés histórico por la Municipalidad de General Alvarado.

Consagrado a eternos trabajos de refacción y mantenimiento, ha logrado habilitar el gran comedor como escenario para shows, fiestas y acontecimientos, además de ofrecer proyección digital de películas y comandar visitas guiadas para todos aquellos que buscan conocer historias y leyendas acumuladas a lo largo de un siglo que ya se fue.

jueves, 15 de abril de 2010

Panorama histórico: el sujeto y la actividad del turismo.


El fenómeno social denominado turismo, como todo acto humano, posee la dualidad de Eros y Tanatos. Llega a ser un acto tan creativo que muchos hombres han dedicado su vida a viajar eternamente, hoy considerado de algún modo como viajero frecuente, sin embargo este aspecto positivo del fenómeno turístico queda al margen de esta ponencia ya que centramos nuestro interés en su antagónico, en la tendencia humana inspirada por Tanatos o la destrucción.

Sin duda alguna, estamos sujetos a las variables de tiempo, lugar y modo, por lo que viajar hoy en día es totalmente distinto al concepto acuñado al que se tenía en el siglo XIX y mucho más distante del que pudiera definir Marco Polo, Heródoto o el mismo Homero a propósito de la Odisea, por tanto, debemos precisar que viajar en la actualidad, tomando en cuenta las cinco últimas décadas, implica un acto planeado, presupuestado, contratado y en muchas ocasiones obligado. De igual manera que con el aspecto temporal, el relacionado con el locativo, éste se determina por publicidad, folletería, agencias y en el mejor de los casos por una extraordinaria y envidiable plática o narración en los ámbitos laborales. En tanto que la modalidad que hemos optado, desarrollado y agotado, mejor conocida como turismo masivo, familiar o de negocios.

Con respecto a los impactos negativos (entiéndase estrictamente destructivos) aquí tan solo retomamos aquellos dos que consideramos comunes al turismo masivo, donde quiera que éste se realice, aquel que atenta contra la identidad de un pueblo determinado y aquel que altera el medio ambiente. Ciertamente identidad y medio ambiente son temas por demás bastante amplios y por ende polémicos. Quede pues acotado en lo dicho anteriormente, nuestras reflexiones.

Finalmente, basta precisar al sujeto, a los actores de esta tragedia contemporánea, a quienes de manera directa están involucrados en esta problemática, ellos son: a) el receptor o quien acoge la demanda turística en su cotidianidad, que en la mayoría de los casos se establece una relación doble la de espectador y la laboral; b) quien desarrolla o invierte capital, a fin de que el fenómeno se detone y con ello garantizar la recuperación de su inversión y la generación de la ganancia o explotación del mercado y c) el turista o viajero que por lo general es un extraño o ajeno a la comunidad por cuestiones idiomáticas, de costumbres y de rasgos, pero es quien aporta el elemento de interés común, al menos para dos de los actores, que es la sujeto-divisa que se transforma en la derrama económica y que adquiere el título de "su majestad" a pesar de todo, lo que le confiere un poder, que en muchos de los casos está acompañado de la fantasía, ficción y necesidad de ser otro en sí mismo; un ser distinto de su cotidianidad, es decir, se da en él una transformación adoptando la figura del semidios turista hijo de Apolo o Mercurio según el referente clásico si es que lo hay.

Con respecto a la tipología de los impactos negativos del turismo masivo(INTM) quedan éstos sujetos a los ámbitos establecidos con anterioridad (lo natural- medio ambiente; lo social-identidad) siendo los más comunes e importantes por su capacidad de destrucción, alteración o corrupción, mismos que su variación es mínima y generalmente siguen un mismo patrón no importando la localidad.

La responsiva tripartita en el ámbito natural
...Probablemente la gran preocupación de todo país en la actualidad, es el impacto que el turismo tendrá sobre sus ambientes... (Naisbitt en Middleton, Sustainable Tourism,1998***).

Esta idea ofrece la dimensión de la problemática donde el turismo es el principal factor por su crecimiento, que amenaza el medio ambiente.

Sin embargo, el primer punto que debe establecerse es que, el reconocimiento del hombre sobre el daño ambiental como resultado de su actividad económica, no es nuevo. Hace 2,400 años Platón ya escribía sobre la erosión del suelo y la deforestación como resultado del sobre pastoreo y el uso de madera como combustible, en las montañas de Ática (Middleton,1998: p. 4). La gente tiende a magnificar su participación, para bien o para mal, en todas las épocas y siempre se buscan responsables.

Si bien es cierto que la actividad turística tiene una participación activa, no es, como se ha establecido en algunas ocasiones, la causa primaria de contaminación y degradación ambiental.

Detrás de éstas aseveraciones, existen otros grupos críticos, que tiene la firme creencia de que a actividad turística puede ser no sólo una actividad económica que potencialmente sea más benéfica en términos ambientales que cualquier otra industria global, sino también más receptiva con relación a cuestiones de manejo.

Una de las dimensiones del argumento de la sostenibilidad del desarrollo, aplicado al turismo, subyace en la introducción de una práctica sustentable en los destinos, donde el impacto de los turistas, de los desarrolladores turísticos y del habitante local se coluden contra el ambiente físico:

El comportamiento ambiental de los turistas depende de su edad, origen y escolaridad entre otros, pero también del propio comportamiento ambiental de los locales, es decir, es más fácil comportarse negativamente en términos ambientales cuando la propia población local lo hace. La destrucción de arrecifes coralinos y manglares para la construcción de embarcaderos y zonas hoteleras, del excesivo uso-desperdicio de agua en albercas, campos de golf y poblaciones turísticas, la descarga de aguas sin tratar a suelos y cuerpos de agua y la alta tasa de producción de basura son entre otros, ejemplos de responsabilidad ambiental compartida. Por un lado, el empresario que considera engorroso e innecesario dar cumplimiento a las normas ambientales y hace contrataciones que le ayuden a disminuir los costos en este sentido, además de acelerar su proyecto. Generalmente es un empresario no local, venido de fuera e incluso extranjero, por lo que, lo que suceda al ambiente "sin dueño o de todos" es insignificante contra el objetivo primario: recuperar la inversión a corto plazo y multiplicarla rápidamente. El empresario, cegado ante su fin primordial, incluso se atreve a señalar a los habitantes de la zona (incluyendo al gobierno local) por la cuestión ambiental, que daña su imagen. El turista entonces se vuelve un instrumento del empresario para cumplir su objetivo, alguien que es incentivado al consumismo, tal vez una de las víctimas más que agresor principal. El habitante local, se convierte en un ente incapaz de contradecir o cuestionar las formas y medios para el desarrollo turístico, se olvida de sus derechos de disfrutar de un paisaje natural (no deteriorado) y hasta se convierte en empleado de ésta misma destrucción: corta árboles que mantienen sus casas frescas, desvía ríos para construir edificios mismos que luego inundarán sus casas, cerca e impide acceso a playas para disfrute de turistas, mismas que su familia ya no podrá visitar.. Entre todos se las arreglan para que el sacrificado sea el ambiente por un objetivo puramente monetario que finalmente se concentra en unos cuantos y se olvida de que este sacrificio ambiental, pronto se vuelve contra él mismo (hombre-turista, hombre-empresario y hombre- habitante local.).

viernes, 2 de abril de 2010

IMPACTO ECONÓMICO Y ESPACIAL DEL TURISMO.


La naturaleza de la actividad turística, es un resultado complejo de interrelaciones entre diferentes factores a considerar conjuntamente, desde una óptica sistemática, es decir un conjunto de elementos interrelacionados entre sí que evolucionan dinámicamente.

Actualmente es evidente la necesidad de realizar una adecuada planificación para que un determinado espacio, municipio o zona turística pueda llegar a tener un valor significativo como producto turístico y por lo tanto constituirse en un elemento relevante de la economía de la zona.

La correcta optimización de los recursos naturales y culturales, disponibles en el área, la definición de un plan de trabajo que unifique y coordine las distintas disciplinas (transdisciplina) que intervienen en el desarrollo turístico y por sobretodo la adecuada planificación de las estrategias de producto y comercialización del mismo, pueden determinar la diferencia entre obtener un producto competitivo o un producto mediocre que tienda a desaparecer en el tiempo.

En la actividad turística confluyen muchas y variadas disciplinas que generan equipos de trabajo transdisciplinarios, como medio ambiente, urbanismo, sanidad, legislación, infraestructura, etc. que juntamente a las específicas del hecho turístico, hotelería, gastronomía, transportación, recreación, etc. deben integrar un todo para ser interpretado y evaluado adecuadamente al definir el modelo de desarrollo turístico que se desea seguir. Este, debe estar inserto y armonizado con el modelo de ciudad, zona o región en su conjunto, única manera de lograr una interrelación de todos los sectores que intervienen con el fin común de lograr su desarrollo.
Paralelamente es necesaria la utilización del marketing para configurar la venta del producto turístico en el mercado, lo que requiere una profunda evaluación y toma de decisiones no contaminadas de posturas sectoriales o de criterios localistas o personalistas que lo alejen de la racionalidad que el propio mercado va
determinando.

Actualmente el mercado plantea la necesidad de obtener productos altamente competitivos como clave para su supervivencia económica, lo que conlleva a desarrollar los productos turísticos según un proceso de planificación integral.
El espacio como base de la oferta turística

Los atractivos turísticos tienen como expresión espacial la característica propia de ser puntuales, a pesar de que en algunos casos abarcan áreas a veces bastante extensas como los parques y o reservas naturales. Aun, en éstos, lo importante se sitúa en algunos atractivos que abarcan una pequeña parte de ese territorio de tal manera que independientemente de su área de influencia se produce un corte o
interrupción espacial entre uno de ellos y el siguiente. En esos sectores intermedios solemos encontrar localizados todo tipo de actividades no turísticas como fábricas, ciudades, explotaciones agrícolas.